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Mostrando las entradas de mayo, 2017

Refrescando el corazón - Martes 5ta semana de Pascua A

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Nuestra lectura de hoy de los Hechos de los Apóstoles, hace una  hermosa descripción del ministerio de Pablo y Bernabé. Nos los presenta visitando las iglesias jóvenes que estaban luchando en un mundo pagano. Con su presencia y su predicación, refrescan el corazón de los discípulos, animándolos a perseverar en la fe. El evangelio describe a Jesús  haciendo algo muy similar. Se vuelve hacia sus discípulos que están angustiados ante la perspectiva de su partida inminente, o la muerte, y les dice con firmeza, seguridad y cariño: "No se turbe ni se asuste su corazón". Es cierto que como discípulos que quieren crecer en cercanía con el Maestro, Como lo dice Eclesiastés 3, 1-12, hay momentos en que nuestra fe necesita ponerse a prueba, necesitamos ser desafiados. Pero también hay un tiempo en que, como discípulos, necesitamos ser alentados y animados. Jesús sabía dar ánimo cuando se necesitaba ánimo y Pablo lo aprendió bien. El Señor resucitado continúa hoy, en nuestro t

Respetar el entusiasmo de los demás

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Tanto Pedro como Pablo encontraron que existía un espíritu de amor y fervor religioso entre los gentiles no bautizados. Lo que Jesús había orado por sus discípulos fue hallado entre los extranjeros antes de su bautismo.  Pedro reconoció un segundo Pentecostés cuando el Espíritu Santo descendió sobre la casa del Romano, Cornelio, del mismo modo que cuando el Espíritu vino a los discípulos en el aposento alto. Por eso bautizó de inmediato a estas personas en el nombre de Jesucristo.  No se les exigió que primero se circuncidaran, ni obedecieran las leyes dietéticas judías. Bautizarlos de inmediato le parecía lo correcto, aun cuando Jesús mismo había observado la circuncisión ya otras prescripciones mosaicas. A veces aprendemos cuando nos enfrentamos a una fe pre-existente, encontrando a una persona con dones innegables del Espíritu, pero en rebelión con algunas de nuestras tradiciones católicas.  Estas personas sinceras, dotadas de sentido común, pero incapaces de ponerse

Un legado de amor - Jn 14, 21-26, Lunes de la 5ta semana de Pascua A

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El verbo "amar" es prominente en el evangelio de hoy, se menciona siete veces. Este verbo habla de nuestro amor por Jesús, el amor de Jesús por nosotros y el amor de Dios Padre por Jesús y por nosotros. Dios Padre nos expresa su amor total al darnos a su propio Hijo. Jesús nos expresa su amor al dar su vida por nosotros, y por darnos a conocer todo lo que ha aprendido del Padre. En el Evangelio de Juan, el amor mutuo o amor fraterno se resume como "amarnos unos a otros como yo los he amado".  Nosotros expresamos nuestro amor por Jesús guardando su palabra, viviendo de acuerdo con su enseñanza, y amándonos unos a otros. El evangelio también se refiere al Espíritu Santo, nuestro Paráclito, nuestro abogado. Nos dice que cómo el Padre expresa su amor por nosotros al darnos a Su Hijo; El Padre y el Hijo juntos expresan su amor por nosotros al darnos el Espíritu Santo.  El papel del Espíritu Santo, es recordarnos el amor de Dios por medio de la entrega

San Hilario - Unidad Natural de los Fieles en Dios - Jn 12, 44-50

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Unidad Natural de los Fieles en Dios por la Encarnación del Verbo y Por la Eucaristía. Si es verdad que la Palabra se hizo carne, también lo es que en el sagrado alimento recibimos a la Palabra hecha carne; por eso hemos de estar convencidos que permanece en nosotros de un modo connatural aquel que, al nacer como hombre, no sólo tomó de manera inseparable la naturaleza de nuestra carne, sino que también mezcló, en el sacramento que nos comunica su carne, la naturaleza de esta carne con la naturaleza de la eternidad. De este modo somos todos una sola cosa, ya que el Padre está en Cristo, y Cristo en nosotros. Por su carne, está él en nosotros, y nosotros en él, ya que, por él, lo que nosotros somos está en Dios. Él mismo atestigua en qué alto grado estamos en él, por el sacramento en que nos comunica su carne y su sangre, pues dice: El mundo ya no me verá; pero ustedes me verán, porque yo seguiré viviendo y ustedes también; porque yo estoy en mi Padre, y ustedes están en mí y yo e

que Él viva su vida en nosotros - Jn 6, 30-35

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Jesús quiere ser parte de nosotros, obrar en nosotros vivir en nosotros, dar testimonio a través de nosotros. El odio, el fanatismo y el egoísmo nos aleja de la verdad y del amor que Jesús nos trajo desde el seno de su Padre. Por ese celo fanático, incluso uno tan bien intencionado como Saúl de Tarso aprobó apedrear a quien según él, promovía una herejía.  Lejos del odio y cerca del verdadero amor, el propio Esteban aceptó su suerte en paz, "lleno del Espíritu Santo".  Incluso cuando fue arrastrado fuera de la ciudad en el medio de un vórtice de odio, Esteban no respondió a la ira con ira, ni a la frustración con la rabia.  Se elevó por encima de la incredulidad y la violencia con la fuerza que ganó del Señor resucitado. Con el Espíritu del resucitado, debatió poderosamente con sus jueces en la corte del Sanedrín, pero más importante, reconoció la providencia y la voluntad de Dios, donde otros ejercían el odio y el fanatismo y seguían atrapados por la ira,