Reflexiones Semanales

El Evangelio de hoy ofrece un llamativo retrato del ministerio pastoral de Jesús: una gloriosa combinación de celo y misericordia.  Si bien Jesús es impulsado por el Espíritu de llegar a la mayor cantidad de gente posible con su toque sanador y enseñanza inspiradora, Él siempre encontró tiempo para mostrarles compasión.  Sintió amor por personas reales, en la realidad de sus vidas. Conocía las limitaciones con las que vivían, en sus casas sencillas y en sus días de trabajo mal pagado y constante. Jesús vivía con ellos y no en la corte del rey Herodes. Mateo lo resume con grandeza: "Él tuvo compasión de ellos" , ese eco resuena en los corazones de todos los cristianos, especialmente en los llamados al ministerio sacerdotal, para sintonizar con esa profunda compasión por la cual Jesús fue tan notorio. Para atraer a la mayor cantidad posible a su mesa y no alejarla de ella.  La forma en que algunas personas veían a Jesús era como su manera de ver a las demás per

San Agustín Zhao Rong y Compañeros El cristianismo llegó a China desde Siria en los 600s. Por su isolación con el resto del mundo, y dependiendo de las situación política, el cristianismo a lo largo de los siglos fue libre para crecer en Chuna o fue forzado a operar en secreto. Los 120 mártires de este grupo murieron entre 1648 y 1930. Ochenta y siete de ellos nacieron en China y fueron: niños, padres, catequistas o trabajadores, con edades comprendidas entre los nueve años y los 72 años. Este grupo incluye a cuatro sacerdotes diocesanos chinos. Los 33 mártires nacidos en el extranjero fueron en su mayoría sacerdotes o religiosas, especialmente de la Orden de Predicadores, la Sociedad Misionera Extranjera de París, los Hermanos Menores, la Compañía de Jesús, la Sociedad de San Francisco de Sales (Salesianos), Misioneros Franciscanos de María y Misionero Columbanos. Augustine Zhao Rong era un soldado chino que acompañó al obispo John Gabriel Taurin Dufresse de la Sociedad de

Los fariseos tienen razón en que solo Dios puede perdonar el pecado, pero están equivocados al limitar esto a lo que ellos mismos perdonarían. Incluso las reglas bien intencionadas no pueden quedar sin respuesta; pero los legisladores encuentran la corrección y las advertencias más difíciles de aceptar. Cuán difícil puede ser para las personas buenas ver que necesitan mejorar. Este desafío que enfrentó Jesús al igual que lo fue por Amos, sigue siendo una característica de la vida en la Iglesia, incluso hoy en día. Es difícil para los maestros y líderes de religión ver el daño que su dureza ha hecho a otros. Después de todo, ¿cómo podrían los buenos obispos bien intencionados estar equivocados?  Cualquier ceguera en la jerarquía no se trata de teología, que ellos conocen bien, sino de sentido común y justicia elemental. Parece más fácil excomulgar o calificar a los críticos como creadores de problemas que repensar las prácticas oficiales cuya relevancia está desgastada. Es aún más