La creencia en los ángeles de la guarda - Lucas 10, 1-12
Job 19, 21-27: Yo sé que está vivo mi Redentor
Job dijo: "¡Piedad, piedad de mí, amigos míos,
que me ha herido la mano de Dios!
¿Por qué me persiguen como Dios y no se hartan de escarnecerme?
¡Ojalá se escribieran mis palabras,
ojalá se grabaran en cobre,
con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca!
Yo sé que está vivo mi Redentor,
y que al final se alzará sobre el polvo:
después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios;
yo mismo lo veré, y no otro,
mis propios ojos lo verán. ¡Desfallezco de ansias en mi pecho!"
Salmo
responsorial: 26:
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: "Busca mi rostro."
R/. Espero gozar de
la dicha del Señor en el país de la vida.
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches.
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches.
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Mateo 18, 1-5.10: ¿Quién es el más grande?
1En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
"¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?"
2Jesús llamó a un niñito, lo colocó en medio de los discípulos,
3y declaró: "En verdad les digo:
si no cambian y no llegan a ser como niños,
nunca entrarán en el Reino de los Cielos.
4El que se haga pequeño como este niño,
ése será el más grande en el Reino de los Cielos.
5Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe.
ése será el más grande en el Reino de los Cielos.
5Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe.
10Cuídense,
no desprecien a ninguno de estos pequeños.
Pues yo se lo digo:
sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar
la cara de mi Padre del Cielo.
Pues yo se lo digo:
sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar
la cara de mi Padre del Cielo.
Job 19, 21-27: Yo sé que está vivo mi Redentor
Salmo responsorial 26: Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida
Mt 18,1-5.10: Sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar
la cara de mi Padre del Cielo.
la cara de mi Padre del Cielo.
La creencia en los
ángeles de la guarda
Un ángel de la guarda es un espíritu tutelar asignado por Dios para protegernos y guiarnos. La creencia en los ángeles de la guarda puede ser rastreada a través de la antigüedad, pero el concepto de los ángeles personales que protegen a cada creyente se ha desarrollado más en la Edad Media como parte de la tradición devocional de la Iglesia. Es una expresión alegre de la fe en el cuidado providencial y divino de carácter personal que nos enseñó Jesús: "Todos sus cabellos están contados" (Mt 10:30) "Si Dios viste así la hierba que florece hoy, y mañana es echada en el horno; ¿cuánto más a ustedes, hombres de poca fe? "(Lc 6:28).
En el Evangelio, los ángeles son seres enviados por Dios
a los seres humanos; y las palabras de Jesús hacen esta creencia aún más
personal: "Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños:. porque yo les
digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está
en los cielos" (Mt 18, : 10). La idea de los ángeles de la guarda también
está implícita en Hb 1:14, "¿No son ellos espíritus que ayudan a los que
serán herederos de la salvación?" Se nos dice que un ángel santo acompañó
a Pedro de la cárcel (Hechos 12: 12ss). Otro ejemplo es el ángel que consoló a
Jesús en Getsemaní (Lc 22, 43)
Según San Jerónimo,
"cuán grande es la dignidad del alma,
ya que cada uno tiene desde su nacimiento
un ángel para protegerlo."
Teólogos escolásticos especularon mucho sobre los ángeles guardianes, quizá por esa razón, se produjo la burla de aquellos que encuentran todo ese concepto una fantasía. Esta fiesta no estuvo en el breviario sino hasta el siglo 17, cuando Clemente X (13 Julio 1590 – 22 Julio 1676) hizo que la fiesta de los Ángeles Custodios sea una fiesta para toda la Iglesia Latina y que sea celebrada el 2 de octubre.
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