TOA - Jueves de la Semana 29 - Que baje el fuego de vida- Lc 12, 49-53

Jesús vino a traer fuego a la tierra y deseaba que ya estuviera ardiendo. Este pasaje de Lucas puede ser una referencia al fuego del Espíritu Santo, que descendió sobre los discípulos en forma de  lenguas de fuego. Jesús sabe que no puede derramar el Espíritu Santo hasta que haya pasado por su pasión y muerte, por su "bautismo que todavía debe recibir". Sabiendo que pronto será sumergido en esta ardiente prueba, confiesa una profunda angustia esperando que ya se termine.
Lucas presenta a Jesús queriendo desesperadamente superar esta prueba, para que el fuego del Espíritu Santo, el Espíritu del amor de Dios, pueda comenzar a arder. 

Esta inquietante angustia no solo afecta a Jesús mismo. Debido a las diferentes opiniones sobre él, las familias se dividirán. Unos optarán por Él y otros lo despreciarán. Algunos miembros responderán al mensaje del evangelio y algunos lo rechazarán. 

La venida del Señor y su presencia toca las profundidades del corazón humano y puede dejar a las personas en desacuerdo entre sí. Independientemente de las consecuencias, nuestro llamado es dejar  que el fuego que Jesús ha traído a la tierra arda dentro de nosotros y motivar para que arda en los otros. Debemos dejar que el Espíritu Santo encienda en nosotros el fuego de su amor y ayudar a que los demás descubran el poder de su propio fuego de amor.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, Viernes, semana 29, ciclo A

Primera lectura:Rom 6, 19-23
Hermanos: Por la dificultad natural que tienen ustedes para entender estas cosas, voy a seguir utilizando una comparación de la vida ordinaria. Así como en otros tiempos pusieron sus miembros al servicio de la impureza y de la maldad, hasta llegar a la degradación, así ahora pónganlos al servicio del bien, a fin de que alcancen su santificación.

Cuando ustedes eran esclavos del pecado, no estaban al servicio del bien. ¿Y qué frutos recogieron entonces de aquello que ahora los llena de vergüenza? Ninguno, pues son cosas que conducen a la muerte.

Pero ahora, libres ya del pecado y entregados al servicio de Dios, dan frutos de santidad, que conducen a la vida eterna. En una palabra, el pecado nos paga con la muerte; en cambio, Dios nos da gratuitamente la vida eterna, por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Salmo Responsorial: Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6 / R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía Por mundanos criterios,
que no anda en malos pasos ni se burla del bueno,
que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Escomo un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo
y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento.
Porque el Señor protege el camino del justo
y al malo sus caminos acaban por perderlo.
R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Aclamación antes del Evangelio: Flp 3, 8-9R. Aleluya, aleluya.
Todo lo considero una pérdida y lo tengo por basura,
para ganar a Cristo y vivir unido a él.
R. Aleluya. 

Evangelio: Lc 12, 49-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega!

¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra''.

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