TOA - Miércoles 31 - Su única deuda debe ser el amor - Lc 14, 25-33

No deban nada a nadie, sino el amarse unos a otros (Rom 13: 8). El contexto de esta gran enseñanza es una reflexión sobre las responsabilidades cívicas y sociales del cristiano.
En Rom 13, 5-8,  Pablo enumera nuestros deberes para con el estado: pagar impuestos, pagar aduanas, mostrar respeto hacia la autoridad constituida. Pero ahora Pablo profundiza, hacia el centro de la moralidad.

La frase "No le debemos nada a nadie" puede significar que nunca deberíamos emprender una deuda comercial ordinaria, como en la compra de alimentos, ropa, tierra, un vehículo o una casa, con miras a amortizarla muy en el futuro. 

Pablo estaba familiarizado con las disposiciones normales para comprar y vender, y para hacer los pagos. Y quiere que sus cristianos sean honestos en sus negocios, buenos ciudadanos que respeten la ley de la tierra. Pablo no puede prohibirles participar en el comercio, o nunca podrían comprar nada.

Después de decir "no le debes nada a nadie", Pablo lanza esta advertencia moral, excepto el hecho de amarse unos a otros. Esta "deuda" de amor es una deuda que nunca se podrá pagar por completo. 

A diferencia de otras deudas que deben pagarse a medida que vencen, la deuda de amor en curso y nunca terminará. 
Continuará mientras exista la vida. 
Como "Dios es amor" (1 Jn 4: 8) y debido a que los hijos de Dios vivirán eternamente (Jn 3:16) la deuda de amor nunca terminará. Durante toda nuestra vida adulta, la deuda de amor debería pagarse con gusto. Porque "el que ama al prójimo, ha cumplido la ley".

En el Evangelio de hoy, el no preferir al padre, la madre, la esposa, los hijos, los hermanos y las personas no deben tomarse literalmente, aunque es mucho más conocido es el llamado de Nuestro Señor a amar a sus enemigos, y orar por aquellos que nos tratan mal, el odio y el despresio no son ideales que encarna en su propia vida. Jesús sanó la oreja del enemigo que había salido para arrestarlo; oró pidiendo perdón a Dios por aquellos que lo crucificaron. Él siempre prefirió a la persona, especialmente a los pobres, enfermos y débiles.

Pero Jesús insiste en que aquellos que quieren seguirlo deben amarlo aún más que aquellos por quienes tienen el más profundo afecto natural. Amándolo a Él podemos amar más y mejor a los otros.

Como enviado del Padre, Mediador de Dios con nosotros, Jesús debe ser amado como Dios debe ser amado, "con todo nuestro corazón, alma, fuerza y mente". Jesús nos amó y dio su propia vida, nos ama guiándonos a lo largo de nuestra vida y nos amará toda la eternidada cuando nos reciba en su Reino. Si queremos ser su discípulo, debemos ser muy entusiastas al respecto. Amar y dejarnos amar por él y por nuestros semejantes. El seguimiento de Jesús no es un asunto casual ni fortuito, por eso no puede ser momentáneo; necesita considerse con cuidado, al igual que alguien que decide construir una torre o ir a la guerra necesita pensarlo detenidamente por adelantado; luego ser asumido con cariño y valentía el costo de seguirlo.

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Lecturas Bíblica en Lenguaje Latinoamericano, Miércoles, semana 31 TOA

Primera lectura: Rom 13, 8-10
Hermanos: 
No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, 
porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la ley. 

En efecto, los mandamientos que ordenan: 
"No cometerás adulterio, no robarás, no matarás, 
no darás falso testimonio, no codiciarás" 
y todos los otros, se resumen en éste: 
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo", 
pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. 

Así pues, el cumplimiento pleno de la ley consiste en amar.

Salmo Responsorial:Salmo 111, 1-2. 4-5. 9R. Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor
y aman de corazón sus mandamientos;
poderosos serán sus descendientes:
Dios bendice a los hijos de los buenos.
R. Dichosos los que temen al Señor.
Quien es justo, clemente y compasivo,
como una luz en las tinieblas brilla.
Quienes compadecidos prestan
y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán.
R. Dichosos los que temen al Señor.
Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia;
su frente se alzará llena de gloria.
R. Dichosos los que temen al Señor.

Aclamación antes del Evangelio: 1 Pedro 4, 14
R. Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos,
porque el Espíritu de Dios descansa en ustedes.
R. Aleluya.

Evangelio: Lc 14, 25-33
En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: 
"Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. 
Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? 
No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: 'Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar'.

¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.

Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo".

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