TOB - Santos Inocentes - Una Dictadura Opresiva

La descripción del rey Herodes que hace el evangelio es la de un gobernante dispuesto a arremeter contra todo, incluso contra niños inocentes para defenderse de cualquier amenaza a su poder.

Hay muchas de esas mismas figuras en el curso de la historia humana, y las hay aún entre los gobernantes de nuestros tiempos.

Estos gobernantes que usan la violencia, el miedo y la corrupción, están dispuestos a sacrificar cualquier número de personas inocentes, incluyendo bebés abortados para asegurar su permanencia en el poder. Éste es el estilo de la monarquía de Herodes.

En el polo opuesto se encuentra la monarquía que Jesús proclamó: el reinado de Dios. Allí los pobres y los pequeños e indefensos son los monarcas y nosotros sus servidores.

La realeza en el Reino de Dios, encuentra expresión no en el uso opresivo del poder sino en el servicio humilde de los demás, mientras más sirves, más importante eres.

El Jesús que como un niño escapó de la tiranía de Herodes continuó como un adulto para decir a sus discípulos: "Saben que entre los paganos los gobernantes tienen sometidos a sus súbditos y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre ustedes; más bien, quien entre ustedes quiera llegar a ser grande que se haga servidor de los demás"; (Mt 20, 25 - Mc 10-42)

Debemos estar alertas, todos estamos propensos de una forma o de otra a dominar a los demás. Aunque ninguno de nosotros actuará nunca como Herodes, tampoco podemos darnos el lujo de ser complacientes. La primera lectura de hoy declara: "si decimos que no tenemos pecado en nosotros, nos estamos engañando a nosotros mismos y nos negamos a admitir la verdad". Tenemos que estar atentos a las formas en que podemos dejar de tomar ese camino de humildad, autovaciamiento servicio a los demás, que es el camino de Jesús, el camino de Dios.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOB - Santos Inocentes

Primera lectura: 1 Jn 1, 5–2, 2
Queridos hermanos: Éste es el mensaje que hemos escuchado de labios de Jesucristo y que ahora les anunciamos: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Si decimos que estamos con Dios, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no vivimos conforme a la verdad. Pero, si vivimos en la luz, como él vive en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.

Si decimos que no tenemos ningún pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si, por el contrario, confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su palabra.

Hijitos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Porque él se ofreció como víctima de expiación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.

Salmo Responsorial: Salmo 123, 2-3. 4-5. 7b-8.
R.
 Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
cuando los hombres nos asaltaron,
nos habría devorado vivos el fuego de su cólera.
R. Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores.
Las aguas nos hubieran sepultado,
un torrente nos hubiera llegado al cuello,
un torrente de aguas encrespadas.
Bendito sea el Señor, que no nos hizo presa de sus dientes.
R. Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores.
Nuestra vida se escapó como un pájaro
de la trampa de los cazadores.
La trampa se rompió, y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
R. Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores.


Aclamación antes del Evangelio
R.
Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza.
A ti, Señor, el ejército glorioso de los mártires te aclama.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 2, 13-18
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".

José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.

Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.

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