TOB - Miércoles de Ceniza - La vida es transitoria - Mt 6, 1-6. 16-18

El Miércoles de Ceniza debe hacernos conscientes de nuestra propia fragilidad y mortalidad, además debe hacer más tangible la fugacidad de las cosas. Pero las cenizas no son solo para conmemorar la fugacidad de la creación, de nuestro ser.

Comenzamos la Cuaresma con  humildad, cerca del suelo, cerca de nuestra terrenalidad: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás". Estas cenizas usadas este miércoles son el residuo de las palmas del Domingo de la Pasión o Domingo de Ramos del año pasado.

Jesús murió y fue sepultado en una tumba, el lugar de la  descomposición y el lugar del polvo. Sin embargo, resucitó de entre los muertos a una nueva vida.

Nuestro destino final no es polvo y cenizas, sino un compartir en la vida resucitada del Señor, llegando a ser conformados a la imagen de Cristo. Mientras viajamos hacia ese destino, escuchamos el llamado a crecer más plenamente en la imagen del Hijo de Dios, que es un llamado a alejarse del pecado, a arrepentirnos.

Las cenizas son un signo de nuestro deseo de hacer justamente eso. Las prácticas tradicionales de la Cuaresma de las que escuchamos en el evangelio ponen ante nosotros los elementos esenciales para crecer a la imagen del Hijo de Dios:
un mayor amor a Dios (oración),
un amor más generoso para el prójimo (limosna) y
un amor más verdadero de nosotros mismos (ayuno).

Este Miércoles de Ceniza nos volvemos a comprometer en el construir nuestras vidas sobre esos tres amores, para que podamos ser más plenamente lo que Dios nos llama a ser, en Paz y Alegría.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOB -Miércoles de Ceniza


Primera lectura: Jl 2, 12-18
Esto dice el Señor:
"Todavía es tiempo. Vuélvanse a mí de todo corazón, con ayunos,
con lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos. Vuélvanse al Señor Dios nuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en clemencia, y se conmueve ante la desgracia.Quizá se arrepienta, se compadezca de nosotros y nos deje una bendición, que haga posibles las ofrendas y libaciones al Señor, nuestro Dios.

Toquen la trompeta en Sión, promulguen un ayuno, convoquen la asamblea, reúnan al pueblo, santifiquen la reunión, junten a los ancianos, convoquen a los niños, aun a los niños de pecho.
Que el recién casado deje su alcoba y su tálamo la recién casada.

Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: 'Perdona, Señor, perdona a tu pueblo.
No entregues tu heredad a la burla de las naciones. Que no digan los paganos: ¿Dónde está el Dios de Israel?' "
Y el Señor se llenó de celo por su tierra y tuvo piedad de su pueblo.

Salmo Responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 / R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos, y purifícame de mis pecados.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados.
Contra ti sólo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí ti santo espíritu.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Devuélveme tu salvación, que regocija y mantén en mí un alma generosa.
Señor, abre mis labios, y cantará mi boca tu alabanza.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Segunda Lectura: 2 Cor 5, 20–6, 2
Hermanos: Somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es como si Dios mismo los exhortara a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios. Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo "pecado" por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.

Como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto. Porque el Señor dice: En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te socorrí. Pues bien, ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación.

Aclamación antes del Evangelio: Sal 94, 8
R.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón".
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


Evangelio: Mt 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará''.

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