TOB, Semana 26 - Lunes - La condición humana - Lc 9, 46-50

Leemos hoy el prólogo en prosa, que con el epílogo al final, forma el contexto para resaltar el diálogo dramático de la parte central del libro. 
Esta sección en prosa resulta ser la parte más antigua y perteneció al patrimonio del Cercano Oriente. Nos encontramos con una situación un tanto ingenua con Satanás en la sala del trono celestial, discutiendo con Yahvé acerca de la justicia en la familia humana. Dios permite a Satanás probar a Job, destruyendo primero sus propiedades y luego quitarle la vida a sus hijos e hijas. Job está solo, totalmente solo.
Su esposa aparece luego en la narración, pero apenas sirve de consuelo.

Solo, sí; Pero solo con Dios. "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré. Jahvé me lo dio, y Jahvé me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor".

Los niños nos hacen reflexionar sobre el misterio de la vida. Como adultos, no podemos controlar la vida como si fuéramos Dios. Al mismo tiempo, no actuamos únicamente por instinto, como los animales. Pensamos y consideramos todas las responsabilidades de la vida. Una parte secreta de nuestro ser sabe que la vida le pertenece únicamente a Dios. No solo en el proceso de concepción, embarazo y nacimiento, sino también en muchos otros momentos importantes de nuestra existencia, hacemos nuestro mejor esfuerzo cuando seguimos esas intuiciones o inspiraciones que a veces nos toman por sorpresa.

Los niños se pelean, sí, pero se recuperan y amistan rápidamente. El evangelio nos presenta dos escenas de envidia y mezquindad. Los discípulos estaban discutiendo, "cuál de ellos era el más grande." Jesús se dirige a los niños y les dice que dar la bienvenida a un niño es darle la bienvenida, y "el que menos entre ustedes es el más grande".

Él es, el hijo de su Padre, siempre en dispuesto a recibir la vida del Padre y, como niño, la está recibiendo totalmente y como niño, la comparte totalmente.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano TOB, Miércoles, semana 26
Memoria de Santa Teresa de Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia


Primera lectura: Job 1, 6-22
Un día fueron los ángeles a presentarse ante el Señor y entre ellos llegó también Satanás. El Señor le preguntó: "¿De dónde vienes?" El respondió: "De dar una vuelta por la tierra".

El Señor le dijo: "¿Te fijaste en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra; es un hombre íntegro y recto, que teme a Dios y se aparta del mal".

Satanás le respondió: "¿Y crees tú que su temor a Dios es desinteresado? ¿Acaso no has construido tú mismo una cerca protectora alrededor de él, de su familia y de todos sus bienes? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus rebaños se han multiplicado por todo el país. Pero hazle sentir un poco el peso de tu mano, daña sus posesiones y verás cómo te maldice en tu propia cara". El Señor le dijo: "Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques". Y Satanás se retiró de la presencia del Señor.

Un día en que los hijos e hijas de Job estaban comiendo en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a la casa de Job y le dijo: "Tus bueyes estaban arando y tus burras pastando en el mismo lugar, cuando cayeron sobre ellos unos bandidos, apuñalaron a los criados y se llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo".

No había acabado de hablar, cuando llegó otro criado y le dijo: "Cayó un rayo y quemó y consumió tus ovejas y a tus pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo".

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: "Una banda de sabeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre los camellos y se los llevaron y apuñalaron a los criados. Sólo yo pude escapar para contártelo".

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: "Estaban tus hijos e hijas comiendo en casa de su hermano mayor, cuando un fuerte viento vino del desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató. Sólo yo pude escapar para contártelo".

Entonces Job se levantó y rasgó sus vestiduras. Luego se rapó la cabeza, se postró por tierra en oración y dijo:

"Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá.
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; esa fue su voluntad:
¡Bendito sea el nombre del Señor!"

A pesar de todo lo que le sucedió, Job no pecó ni profirió ninguna insolencia contra Dios.

Salmo Responsorial: Salmo 16, 1. 2-3. 6-7. 8b y 15 (6b)
R. Señor, escucha nuestra súplica. Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende;
presta oído a mi súplica, pues mis labios no mienten.
R. Señor, escucha nuestra súplica.
Júzgame tú, Señor, pues tus ojos miren al que es honrado.
Examina mi corazón, revísalo de noche, 
Pruébame a fuego y no hallarás malicia en mí.
R. Señor, escucha nuestra súplica.
A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes.
Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras;
muéstrame los prodigios de tu misericordia,
pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas.
R. Señor, escucha nuestra súplica.


Aclamación antes del Evangelio: Mc 10, 45
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo vino a servir y a dar la vida por la salvación de todos.
R. Aleluya.

Evangelio: Lc 9, 46-50 
Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: "El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande".

Entonces, Juan le dijo: "Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros". Pero Jesús respondió: "No se lo prohiban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes".

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