El camino sinuoso - Lc 9, 51-56

Lecturas en lenguaje Latinoamericano del Martes 30 de septiembre de 2014 / 
Jerónimo, doctor de la Iglesia


Job 3,1-3.11-17.20-23: ¿Por qué dio luz a un desgraciado?
Salmo responsorial 87: Llegue hasta ti mi súplica, Señor
Lc 9, 51-56: Tomó la decisión de ir a Jerusalén

Job 3, 1-3. 11-17. 20-23: ¿Por qué dio luz a un desgraciado?
Job y sus amigos. Illya Repin
Job abrió la boca y maldijo su día diciendo: "¡Muera el día en que nací, la noche que dijo: "Se ha concebido un varón"! ¿Por qué al salir del vientre no morí o perecí al salir de las entrañas? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar? Ahora dormiría tranquilo, descansaría en paz, lo mismo que los reyes de la tierra que se alzan mausoleos, o como los nobles que amontonan oro y plata en sus palacios. Ahora sería un aborto enterrado, una criatura que no llegó a ver la luz. Allí acaba el tumulto de los malvados, allí reposan los que están rendidos. ¿Por qué dio luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura, al que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino porque Dios le cerró la salida?"
Salmo responsorial 87: R/. Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor.
R/. Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa, soy como un inválido.
R/. Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.
R/. Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Me has colocado en lo hondo de la fosa, en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí, me echas encima todas tus olas.


Lucas 9, 51-56:
 Tomó la decisión de ir a Jerusalén

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, 
Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén.
Y envió mensajeros por delante.
De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?"
El se volvió y les regañó, y dijo: "No saben de qué espíritu son.
Porque el Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos".
Y se marcharon a otra aldea.



Reflexión Columbana para el Martes de la semana 26, Ciclo A

Hoy se nos invita a participar de un viaje a Jerusalén con Jesús, siguiendo la voluntad de Dios. Nuestro camino puede ser tortuoso o espinoso, y está formado en parte por el ambiente que nos rodea. Ojalá que éste camino esté marcado principalmente por la salud y la bondad, a diferencia de la vida tan dura que Job ha descrito con tanta tristeza.

El Evangelio comienza con la narrativa de Lucas del largo viaje de Jesús. Jesús toma una decisión irrevocable que cambiará el curso de su vida: enfrentarse a la institución judía. Él, como los antiguos profetas del pueblo de Israel, se enfrenta a la Institución judía, simbolizada en el relato que hemos leído, con la ciudad de Jerusalén, centro del poder político y religioso.

 A lo largo de esta narración que extiende hasta el final del cap. 19, Lucas recoge, junta y arma los dichos de Jesús que en Mateo y Marcos están dispersos en distintos pasajes de sus historias. Lucas hace pues, una declaración teológica (no geográfica) de que todo apunta místicamente hacia Jerusalén, que nuestra unión espiritual con Jesús en su sufrimiento, muerte y resurrección gloriosa se centra el camino a y en Jerusalén.

La narración comienza con Jesús que antes de su entrada a Jerusalén quiere ir por la región de Samaría. Los Samaritanos rechazan a Jesús. La cerrazón de sus conciencias, producto del fanatismo religioso y de la lógica mezquina de una religión nacionalista, no les permitió ver en la persona de Jesús la novedad que venía de parte de Dios. Estas personas mestizas del centro de Palestina habían sido rechazadas por los judíos conservadores y por esta razón eran ferozmente hostiles a Jerusalén y a los judíos. Aun así, Jesús no va a permitir que sus discípulos oren por la destrucción de los samaritanos, sino que les da tiempo, el mismo tiempo que el pobre y atormentado Job necesitó para maldecir y estar enojado con Su Padre.

Más adelante, al leer los Hechos de los Apóstoles nos enteraremos que muchos samaritanos se convirtieron al cristianismo poco después de Pentecostés. Incluso mientras Saúl estaba persiguiendo a la iglesia de Cristo, el diácono Felipe fue a Samaria predicando el Evangelio y curando a muchas personas. El gozo de aquella ciudad subió hasta su punto culminante, un grito muy diferente al que la de historia del rechazo que Lucas nos narra hoy. El relato de Lucas nos está preparando para este momento de gloria.

Jerusalén por su parte, lo asesinará, lo quitará del camino y lo borrará del mapa. Son dos lógicas, absurdas por demás, que no dejan ver con claridad la llegada de la libertad y de la gracia que Jesús quiere acercar a la gente de su tiempo.

La Biblia respeta las diferentes etapas de la vida y nos permite ver en cada una de esas etapas una forma distinta de seguir los pasos de Jesús. Él nos espera a la vera del camino para andarlo con nosotros y nosotras. Hay que estar muy atentos a las prácticas religiosas que no estén construidas en la libertad y en el respeto por los humanos. Hay que estar vigilantes para no caer nosotros en la cerrazón y el fanatismo, que nos vuelve enemigos de los demás y muchas veces nos hace justificar la violencia y las absurdas injusticias sociales.

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