Naciendo como Nicodemo - Un 3, 1-8

Este pasaje del Evangelio de Juan es uno de mis favoritos en la catequesis bautismal y en la celebración misma.

Un fariseo inusual

En el Evangelio de Juan, Jesús se reúne con mucha y diferentes tipos de personas. El Fariseo Nicodemo es una de ellas. Él es miembro de un grupo constantemente hostil a Jesús en el evangelio de Juan pero también se diferencia de sus compañeros. No por eso deja de  ser cauto y precavido, por eso busca a Jesús de noche y a solas. Nicodemo sin embargo, se destacó un poco de sus compañeros. Él se sintió atraído por Jesús, y se dejó ser atraído por Jesús, aunque eso significaba ir en contra de la corriente imperante.

Su primer acercamiento a Jesús es tentativo, viniendo a Jesús bajo la cobertura de la oscuridad. Su última aparición en el evangelio de Juan es mucho menos tentativa; Junto con José de Arimatea, se ocupa de que se le dé a Jesús un entierro digno.

Lo que se destaca de Nicodemo es su apertura, su disponibilidad para buscar a Jesús. Juan destaca que Nicodemo quiso estar cerca de Jesús, escucharlo, observarlo, aprender lo más que se pueda de Él, por eso, andaba siempre cerca de Jesús.

Su historia debe animarnos a buscar a Jesús, a progresar en nuestra propia relación con Jesús, aunque eso signifique ir en contra de la marea de nuestro tiempo y lugar. No importa si nuestra relación con Jesús pueda parecerle a algunos, ligera y tentativa. Nicodemo nos anima a creer que podemos acercarnos a Jesús, no importa el modo, el tiempo o el lugar.

Las palabras de Jesús a Nicodemo en el evangelio de hoy nos recuerdan, sin embargo, que nuestro crecimiento y acercamiento hacia el Señor no es sólo nuestro propio hacer. Es, en última instancia, la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Jesús dice que necesitamos nacer del Espíritu para entrar en el reino de Dios.

Debemos dejarnos transformar por la novedad del Espíritu, que nos impulsa a dejar lo viejo para abrazar lo nuevo. Como un barco de vela necesita el viento, necesitamos el Espíritu en nuestras vidas si queremos hacer nuestro camino hacia el Señor. Ese Espíritu está disponible para todos nosotros.

Creer en Jesús es ese nacer de nuevo. Es aceptar que Él actúe en nuestra inseguridades, temores, prejuicios y pequeñeces y nos lance hacia la vida con una nueva actitud, la del discípulo, capaz de cambiar y de mejorar el mundo.
El tiempo de la Pascua es un buen momento para invitar al Espíritu a entrar nuevamente a nuestras vidas, a renovarnos y a confiar que con Jesús todo es posible.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cuando el ministerio va bien - Lucas 8,1-3

Nuestro potencial interno - Lucas 8:4-15

TOC - Eclesiástico 2, 1-13 - Prepárate para las pruebas - Martes de la Semana de Pentecostes (7 sem)