San Marcos, el evangelista más antiguo


En nuestra Iglesia Católica, hoy celebramos la fiesta de San Marcos. La tradición sostiene que es quien escribió el más antiguo de nuestros cuatro evangelios, los textos fundamentales de nuestra Iglesia. El Obispo y escritor Papías de Hierápolis (60-130 AC) describe a San Marcos como ayudante de San Pedro en Roma. San Marcos tradujo los sermones arameos de Pedro para que los cristianos romanos lo entiendan. Según Papias, después de la muerte de Pedro, a petición de los cristianos en Roma, Marcos escribió los recuerdos que tenía San Pedro de Jesús. Su Evangelio refleja el estilo de hablar llano y contundente del pescador galileo,  captura el sentido de temor y asombro ante el poder sanador de Cristo.

El Salmo Responsorial (89) que dice "Cantaré para siempre la bondad del Señor" son ideales perfectos para celebrar a este evangelista, que  anunció la bondad de Jesús. San Marcos  describe las obras y milagros de Jesús, el humilde Hijo del Hombre, que vino a servir y no para ser servido, y a dar su vida como rescate por todos. Nuestra respuesta a Marcos no es sólo escuchar su mensaje y meditar en él, sino también vivir su ideal de servicio humilde en nuestra vida y práctica. Si lo hacemos, también nosotros nos convertimos en evangelistas.

El Evangelista probablemente es identificado con la "Marca de Juan" mencionada en Hechos 12-15, un judío de Jerusalén, cuya madre María permitió que su casa fuera usada como el lugar de encuentro para el pequeño grupo de cristianos en donde Pedro fue liberado De la cárcel (Hechos 12:12).

Todavía era un joven en el momento de la muerte de Nuestro Señor, y pudo incluso haber sido el joven en el jardín de Getsemaní en la noche que Jesús fue arrestado y que huyó dejando detrás su lino o camisa de noche. Durante los años siguientes, el joven Juan Marcos fue testigo del crecimiento de la Iglesia desde el Cenáculo de su madre en un grupo mucho más amplio y diversificado. 

Comprometido en la difusión de la fe, Marcos acompañó a su primo Bernabé y a Pablo en su primer viaje misionero. Pero como no estaba preparado para los peligros de esta obra los dejó en Perge y volvió a Jerusalén. Mientras preparaban un segundo viaje misionero, Bernabé quiso llevar a Marcos una vez más, pero Pablo objetó tan fuertemente que los dos primos tuvieron que ir juntos a misión pero sin Pablo. El tiempo sanó las heridas entre Pablo, Bernabé y Marcos, y durante el cautiverio romano de Pablo (a. 61-63), Marcos lo ayudó de algún modo (Fil. 24). Más tarde, cuando el encierro de Pablo se hizo más más severo, pidió a Marcos que venga a visitarlo (2 Tim. 4:11).

El principal mentor de Marcos en Roma era San Pedro, a quien posiblemente había conocido años atrás en Jerusalén. Fué compañero de Misión e intérprete de Pedro, en griego / latín, idiomas que se hablaban en Roma en ese tiempo. Esto explica los grandes detalles con que describe los incidentes que involucran a Pedro. Esto incluye la llamada de atención de Jesús a Pedro cuando le dijo: "¡Apártate de mi, satanás! Eres una piedra de tropiezo para mí" (Mc 8,33). La humilde aceptación de Pedro de su propia debilidad y limitación le dará luego la autoridad que encontramos en Mt 16, 18: "Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia! "


No hay mucha información sobre la vida posterior de Marcos. La tradición dice que murió como un mártir en Alejandría de Egipto, y que durante las Cruzadas, los cruzados trasladaron sus reliquias de Alejandría a Venecia y le hicieron una hermosa tumba en la Catedral de San Marcos. 

Independiente  de su vida después de Roma, el Evangelio de Marcos, el más breve de los cuatro, es un Evangelio romano, escrito en Roma y dirigido a los gentiles cristianos occidentales. Se puede considerar a Marcos como la fuente principal de testimonios reales sobre las curaciones de Jesús. En su Evangelio relata principalmente las memorias de Pedro, y los otros tres Evangelios son en gran medida una ampliación de la historia del Señor, todo usando a Marcos como punto de partida.

Marcos ofrece numerosos ejemplos dónde los discípulos haciéndose eco de las palabras de Pedro fallaron a Jesús porque les faltaba fe. Hay también ejemplos memorables de extraños que de inmediato creyeron en él (Ejem: el leproso que rogaba por la curación 1:40, la mujer siro-fenicia 7:29; El padre del niño epiléptico 9:23, el ciego Bartimeo 10:52, el centurión testigo de la muerte de Jesús 15:39). 

Traducido y adaptado de Asociación de Sacerdotes Católicos

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Lecturas en lenguage Latinoamericano

1ra. Lectura: 1 P 5, 5-14
Queridos hermanos: Que en su trato mutuo la humildad esté siempre presente, pues Dios es enemigo de los soberbios, y en cambio, a los humildes les concede su gracia. Humíllense, pues, ante la mano poderosa de Dios, para que él los levante y encumbre en el momento oportuno. Dejen en sus manos todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes.

Estén alerta y no se dejen sorprender, porque su enemigo, el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle con la firmeza de la fe, sabiendo que sus hermanos, dispersos por el mundo, soportan los mismos sufrimientos que ustedes.

Dios, que es la fuente de todos los bienes, nos ha llamado a participar de su gloria eterna en unión con Cristo, y después de estos sufrimientos tan breves, los restaurará a ustedes, los afianzará, fortalecerá y hará inconmovibles. Suyos son la gloria y el poder para siempre. Amén.

Por medio de Silvano, a quien considero hermano digno de toda confianza, les he escrito esta breve carta para que sepan cuál es la verdadera gracia de Dios y animarlos a permanecer firmes en ella.

Los saluda la comunidad de Babilonia, a la que Dios ha elegido, lo mismo que a ustedes. También los saluda mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con el beso fraterno. Les deseo la paz a todos ustedes, los que son de Cristo.

Salmo Responsorial: Salmo 88, 2-3. 6-7. 16-17
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Aleluya.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor
y daré a conocer que su fidelidad es eterna,
pues el Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre
y mi lealtad, más firme que los cielos".
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Aleluya.
El cielo, Señor, proclama tus maravillas,
y tu lealtad, la asamblea de los santos.
¿Quién se compara a Dios sobre las nubes?
¿Quién es como el Señor entre los dioses?
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Aleluya.
Señor. Feliz el pueblo que te alaba
y que a tu luz camina,
que en tu nombre se alegra a todas horas
y al que llena de orgullo tu justicia.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio: 1 Cor 1, 23. 24
R. Aleluya, aleluya.
Nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es la fuerza y la sabiduría de Dios.
R. Aleluya.

Evangelio: Mc 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos".

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.


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Oración
Dios nuestro, que enalteciste al evangelista san Marcos
con la misión de anunciar la buena noticia de la salvación,
concédenos recibir de tal modo sus enseñanzas
que sigamos fielmente las huellas de Cristo.
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza,
y te suplicamos humildemente
que tu Iglesia persevere siempre
en la predicación del Evangelio
de Jesucristo nuestro Señor
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


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