3er Lunes de Pascua, Ciclo A, Un ministerio de servicio humilde - Jn 6,22-29


Solo veremos la verdadera dimensión y naturaleza de una persona si nos tomamos la molestia de mirar realmente! Los miembros del Sanedrín miraron el rostro de Esteban, y parecía como el de un ángel. Jesús le dice a la multitud: "No me buscan porque han visto señales, sino porque han comido su parte de los panes."  Cada uno de nosotros mira hacia afuera de diferentes maneras: con gran interés o con estrechez de mente, con un gran corazón abierto a la bondad en todas partes, o con un enfoque cerrado y limitado a asuntos personales, con la fe que acepta incluso milagros o con pesimismo que sólo ve lo peor, con la maravilla de la posibilida de trabajar con los compañeros aún bajo situaciones difíciles o con un encogimiento de hombros, sin brillo, aburridos, escépticos y sin casi prestar atención a los milagros! De un modo u otro, nuestro mundo actual y seguramente también nuestra futura existencia se volverá en lo que queremos ver, al menos en lo que se refiere a nuestra propia vida personal.

Un santo como Esteban, ordenado para cuidar de los pobres y de las viudas abandonadas, fue dotado por Dios con un corazón tan grande que pasa por alto lo trivial y no se dejó atrapar en el papel pegajoso de las mezquinas preocupaciones. En lugar de vivir con la estrechez de mira legalista, Esteban se acercó a las necesidades de los desamparados a pesar de eso, él fue llevado ante el tribunal acusado de actuar en contra de las costumbres del pueblo. Personas inteligentes e importantes se preocupaban más en discutir acerca de las costumbres cuando los pobres pasaban hambre. Lo mismo que con Jesús, los miembros del Sanedrín sabían que tenían frente a ellos un santo, lo convirtieron en un terrible pecador. Aunque veían en sus expresiones la cara de un ángel y lal condenarlo preferían ver la cara retorcida de sus propios demonios.

Cuando Jesús alimentó a los hambrientos en el desierto, muchos de ellos sólo estaban preocupados en tener comida entre sus dientes. Nunca se preguntaron acerca de la bondad y la generosidad de su Dios que se preocupa por ellos; tampoco se preguntaron en cómo hacer para compartir lo suyo con los demás, imitando la bondad de Jesús. En realidad, no iban a escuchar las palabras de Jesús, reflexionarlas en oración y pedir porque tengan efecto en su vida diaria. Ellos simplemente querían más comida.

Eventualmente, el Evangelio de Juan vincula esta multiplicación milagrosa de los panes y los peces con la Eucaristía, el propio cuerpo y sangre de Jesús entregado para la vida del mundo.


Lecturas en lenguaje Latinoamericano para el 3er Lunes de Pascua, Ciclo A,



Hechos 6,8-15: No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba


En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. 

Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. 

Indujeron a unos que asegurasen: "Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios." 

Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: "Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. 

Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés." 

Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.

Salmo responsorial: 118 R./ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, tu siervo medita tus leyes;
tus preceptos son mi delicia, tus decretos son mis consejeros.
R./ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste: enséñame tus leyes; 
instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas.
R./ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad; 
escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos.
R./ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Juan 6,22-29: Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna

Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. 
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. 

Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. 

Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. 

Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Se lo aseguro, me buscan, no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse. 

Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." 

Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que crean en el que él ha enviado."

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