Los problemas en la familia

Os. 2, 16. 17-18. 21-22 / Mt. 9, 18-26

Las lecturas de hoy nos con frontan con los problemas familiares y personales. Estos problemas, muchae veces son desgarradores. Pero, también pueden ser una  plataforma y un apoyo para el crecimiento de nuestra vida religiosa y nuestra espiritualidad.

Las infidelidades repetidas de la esposa de Oseas desencadenaron una explosión emocional en el corazón y en la mente del profeta. Toda su vida se puso boca arriba.

Un amor impresionante
El profeta Oseas se encuentra atrapado en un escándalo matrimonial. Su esposa, no sólo le ha sido infiel, sino que él ni siquiera puede estar seguro de la paternidad de dos de los tres hijos de la familia. Sólo su primer hijo varón, nació realmente de su semilla (Oseas 1: 6, 8).

A pesar de todo esto, sin embargo, Oseas encuentra suficiente compasión en su corazón para perdonar a su esposa extraviada y sufriente. De ese mismo modo, reflejar la compasión que Yahvé, tiene hacia su pueblo pecaminoso e infiel.


En el Evangelio, vemos que Jesús se enfrenta a una tragedia familiar, la muerte de la joven hija del jefe de la sinagoga y el caso de una mujer enferma.


Cuando enfrenta el caso de la mujer hemorroisa y luego por tocar a la niña muerta, Jesús asume el riesgo de hacerse religiosamente impuro y de que le prohiban entrar en la sinagoga o incluso al templo.

Como está escrito en Lev 15, 19-33; 21, 1, estas dos acciones hacen impura a la persona. Frente a estas dos situaciones de sufrimiento y dolor, Jesús debe haber tenido una gran sensación de libertad interior, una compasión abrumadora, un impulso inmediato decisivo de ayudar a los necesitados.

Esta certeza de que la persona importa más que las formalidades, en ambos casos, hacen que se deje tocar o acceda a tocar a la "sucia" come le solicitan.

A través de estos dos ejemplos de Jesús, podemos ver la manera más sana de vivir nuestra religión, de poner en práctica lo que Jesús quiere aún a costa de sobrepasar "las reglas" con nuestra preocupación amorosa por los otros y el impulso de ayudarlos en libertad.

Nuestra parroquia es sagrada porque simboliza la presencia compasiva y solidaria de Dios entre nosotros. Nustra vida parroquial, vivida en el modelo de Cristo, no es sólo religión practicada en la vida cotidiana normal, sino que también puede ser un lugar de encuentro donde se puede encontrar la sanación a los conflictos y problemas familiares o personales, incluso los graves. Vivamos con un corazon dispuesto a perdonar, a ser compasivo y generoso, para reflejar la misericordia de Dios con todos y todas.

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