Un tesoro inesperado - Mt 13, 44-46


Sin quererlo y sin buscarlo, a veces podemos encontrar algo de gran valor.
Este regalo precioso y valioso se nos presenta de forma inesperada, sin haber hecho nada para que esto ocurra. Podría ser alguien que se cruza en nuestro camino e impacta positivamente nuestras vidas; o algún sueño o una importante visión que entra inesperada en nuestra mente cuando estamos sentados sin pensar en nada en particular.

Esa fue lo que experimentó el obrero de la parábola de hoy.
Le pagaron para remover la tierra de un campo cuando de repente encuentra un tesoro enterrado. Él vendió lo poco que tenía para comprar el campo y conseguir ese tesoro inesperado.

Experimentamos una sensación muy especial cuando, después haber puesto gran energía y recursos en su búsqueda, finalmente encontramos algo muy valioso que habíamos estado buscando. Esa fue lo que experimentó el comerciante rico de la segunda parábola. Él buscó y buscó la mejor perla del mundo, hasta que, finalmente, la encontró y, a continuación, vendió todo para comprarla.

Padre Jacques Hamel - Martir Católico Asesinado el 26-7-16
Padre Jacques Hamel - Martir Católico Asesinado el 26-7-16 

El Padre Jacques Hamel Celebraba la misa en la fiesta de San Joaquín y Santa Ana cuando dos jóvenes entraron a la parroquia de Saint Etienne du Rouvray. 

San Etienne es la palabra francesa para San Esteban, un proto - mártir católico del Siglo primero y como él, Juan también murió mártir por odio a la fe católica. 

Las lecturas de ese día  eran: Jer 14, 17-22, donde Jeremías lamenta la destrucción de su pueblo e implora a Dios su misericordia. El Salmo 78 que en su verso 13 dice "Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre y de generación en generación te alabaremos". El Evangelio Mt 13, 36-46 nos explica la parábola de la cizaña y el trigo.

Padre Juan tenía 85 años cuando partió al paraíso. Después de una vida discreta y silenciosa, consiguió la perla fina que estaba buscando. Dejó todo abajo y adquirió el mejor de todos los tesoros: La vida Eterna.


Jesús compara el reino de Dios con esas dos experiencias humanas. Como les ocurre a las dos personas de nuestras parábolas, hay momentos en que Dios nos da de la nada.

El Señor nos bendice con regalos inesperados en un momento de nuestra vida también inesperado.

El Señor siempre nos busca y toma alguna iniciativa para nuestro bien. Podemos recibir su gracia si tan solo abrimos los ojos para verla y nuestros oídos para oírla; porque cuando se trata del Señor, nuestro corazón siempre lo busca y anhela su gracia. Jesús nos invita a seguir buscando, a seguir pidiendo, a seguir golpeando, como el comerciante rico de parábola.

Recibimos la gracia del Señor, por pura iniciativa suya y por nuestra persistente y paciente búsqueda de él. Al igual que los dos hombres en las parábolas, debemos estar dispuestos a renunciar a todo lo que nos impide mantener esa gracia, ese regalo de el Señor, el don del reino.

 Lectura diaria en Lenguaje Latinoamericano

Primera lectura: Jer 15, 10. 16-21

¡Ay de mí, madre mía! ¿Por qué me engendraste
para que fuera objeto de pleitos y discordias en todo el país?
A nadie debo dinero, ni me lo deben a mí, y sin embargo, todos me maldicen.

Siempre que oí tus palabras, Señor, las acepté con gusto;
tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón,
porque yo defendía tu causa, Señor, Dios de los ejércitos.

No me senté a reír con los que se divertían;
forzado por tu mano, me sentaba aparte,
porque me habías contagiado con tu propia ira.
¿Por qué mi dolor no acaba nunca
y mi herida se ha vuelto incurable?
¿Acaso te has convertido para mí, Señor,
en espejismo de aguas que no existen?

Entonces el Señor me respondió: "Si te vuelves a mí, yo haré que cambies de actitud,
y seguirás a mi servicio; si separas el metal precioso de la escoria, seguirás siendo mi profeta.
Ellos cambiarán de actitud para contigo y no tú para con ellos.
Yo te convertiré frente a este pueblo en una poderosa muralla de bronce:
lucharán contra ti, pero no podrán contigo, porque yo estaré a tu lado para librarte y defenderte, dice el Señor.
Te libraré de las manos de los perversos, te rescataré de las manos de los poderosos".

Salmo Responsorial: Salmo 58, 2-3. 4-5a. 10-11. 17. 18

R. (17d) Me alegraré, Señor, por tu bondad.

Dios mío, líbrame de mis enemigos
protégeme de mis agresores,
líbrame de los que hacen injusticias,
sálvame de los hombres sanguinarios.
R. Me alegraré, Señor, por tu bondad.
Mira cómo se conjuran contra mí los poderosos
y esperan el momento de matarme.
Sin embargo, Señor, en mí no hay crimen ni pecado;
sin culpa mía, avanzan contra mí para atacarme.
R. Me alegraré, Señor, por tu bondad.
En ti, Señor, tendré fijos los ojos, 
porque tú eres mi fuerza y mi refugio.
El Dios de mi amor vendrá en mi ayuda
y me hará ver la derrota de mis enemigos.
R. Me alegraré, Señor, por tu bondad.
Yo celebraré tu poder y desde la mañana me alegraré por tu bondad,
porque has sido mi defense y mi refugio en el día de la tribulación.
R. Me alegraré, Señor, por tu bondad.

Aclamación antes del Evangelio: Jn 15, 15
R. Aleluya, aleluya.
A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque les he dado a conocer
todo lo que le he oído a mi Padre.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 13, 44-46


En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.

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