1er. Sábado Pascua, A / Superando los obstáculos por la fe

1ra. Lectura: Hechos 4, 13-21: Arriesgando sus vidas, Pedro y Juan hablan, declarando lo que han visto y oído.
Evangelio: Marcos 16, 9-15: Resumen de Marcos de algunos encuentros de resurrección conocidos y contados en los otros evangelios.

Al Sanedrín, el órgano supremo de gobierno del judaísmo, le fue imposible aceptar que Jesús podía ser el Mesías, y que realmente había resucitado de entre los muertos. Creer en Jesús exigiría un cambio importante en toda la estructura de su sistema de creencias; nada menos que una reinterpretación total de su Escritura y las tradiciones más queridas a sus corazones. 

Estas estructuras eran ahora desafiadas por Pedro y Juan, estos dos pescadores de Galilea, que con una convicción fuera de lo común, andaban por allí, insistiendo en que el Jesús al que habían crucificado estaba vivo de Nuevo. Para empeorar las cosas, proclamaban que ahora está presente en todo el mundo como una fuerza viva para la curación y la renovación de todas las personas de todos los pueblos, razas y culturas. Ellos sabían que al hacer esta afirmación ponían en peligro sus propias vidas, y haciendo caso omiso de la prohibición del Sanedrín "les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús," compartían sin miedo aquello que les había cambiado la vida. Sabían que El mensaje del Reino era demasiado poderoso e importante como para ser reprimidos por ninguna autoridad humana. 

Uno podría decir: La resurrección de Jesús hizo rodar más piedras que solo aquella que bloqueo su tumba. Este acontecimiento también abrió de par en par las puertas al futuro y aunque vagamente, nos da una idea de lo que hay más allá de esta vida. El Sanedrín, los discípulos y nosotros mismos estamos invitados a aceptar esos misteriosos caminos de Dios que nos revelan que Jesús realmente es el Salvador, que Èl derrama su luz sobre nuestras vidas y nos permite reevaluar todo lo que previamente pensábamos que sabíamos y que sin embargo ignorábamos. ¿Estamos dispuestos a dejar que el amor de Jesús illumine con sus brillantes rayos nuestra comprensión, que le de forma a todo nuestro futuro en relación íntima con él? Si aceptamos que Él ha resucitado y lo ponemos al centro de nuestra existencia, entonces nuestras vidas serán transformadas radicalmente, como lo fueron las de sus discípulos al principio.

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