Las Relaciones que Atesoramos


Si tuviéramos que enumerar las cosas de valor en nuestras vidas, de seguro que pondríamos nuestras relaciones como las primeras de nuestra lista. Estoy seguro y sin temor a equivocarme que todos valoramos mucho las relaciones, las amistades. Es difícil pensar en una vida sin amigos y amigas, no podríamos pasar por la vida sin las personas que son importantes para nosotros.

En el evangelio de hoy, Jesús habla de la relación que es la más importante para él, su relación con su Padre celestial. Él habla de esta relación en términos de cercanía, ternura y un conocimiento mutuo profundo e intenso, "nadie conoce al Hijo excepto al Padre, como nadie conoce al Padre excepto al Hijo".

Existe una intimidad muy profunda y única con esto. Sin embargo, no existe nada de cerrado en esta relación especial;es más bien generosa, está abierta a otros y atodos.

Jesús elige revelar al Padre a los demás y lo hace de tal modo que quiere revelarlo de la manera más sencilla posible, y él habla de revelar al Padre como se revelan los Padres a sus niños. Jesús nos revela al Padre y el Padre nos revela a su Hijo; en esa medida, Padre e Hijo tratan de atraernos a todos en su relación mutua.

Del mismo modo en que Yahvé atrajo a Moisés a sí mismo a través de la zarza ardiente para revelarse como un Dios Personal, compañero y cercano, el Padre y el Hijo buscan atraernos en su mutuo amor, para que conociéndolos podamos reflejar y compartir ese amor a los demás. Para que esto suceda, el evangelio nos dice que necesitamos la apertura y la receptividad de los niños, en lugar de la auto-seguridad de los aprendidos y "sabios". Abramos nuestro corazón a la sencillez de la vida.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - Miércoles Semana 15, TOA

Primera lectura: Ex 3, 1-6. 9-12En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro, Jetró, sacerdote de Madián. En cierta ocasión llevó el rebaño más allá del desierto, hasta el Horeb, el monte de Dios, y el Señor se le apareció en una llama que salía de un zarzal. Moisés observó con gran asombro que la zarza ardía sin consumirse y se dijo: "Voy a ver de cerca esa cosa tan extraña, por qué la zarza no se quema".

Viendo el Señor que Moisés se había desviado para mirar, lo llamó desde la zarza: "¡Moisés, Moisés!" El respondió: "Aquí estoy". Le dijo Dios: "¡No te acerques! Quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es tierra sagrada". Y añadió: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob".

Entonces Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Pero el Señor le dijo: "El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los oprimen los egipcios. Ahora, ve a ver al faraón, porque yo te envío para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel".

Moisés le dijo entonces a Dios: "¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?" El Señor respondió: "Yo estaré contigo y ésta será la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, ustedes darán culto a Dios en este monte".

Salmo Responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor hace justicia
y le da la razón al oprimido.
A Moisés le mostró su bondad
y sus prodigios al pueblo de Israel.
R. El Señor es compasivo y misericordioso. 


Aclamación antes del Evangelio: Mt 11, 25
R.
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: 
"¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, 
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, 
y las has revelado a la gente sencilla! 
Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. 
Nadie conoce al Hijo sino el Padre, 
y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar''.

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