Parecen pero no son - Mt 7:15-20, Semana 12 TOA

En este pasaje del Evangelio, Jesús llama la atención sobre la brecha que a menudo existe entre la apariencia y la realidad. A veces, para algunos puede haber más de lo que ven nuestros ojos y a veces puede haber menos de lo que se ve. Las situaciones de la vida, las personas, las estructuras, puede ser muchas veces engañosas. Jesús nos habla sobre pretendedores, Satanás siempre va a hacernos creer que las situaciones de pecado son normales, más aún si "todo el mundo lo hace", se nos presenta seductor, dulce, atractivo, como una hermosa oveja, pero debajo, hay un lobo feroz, hambriento y despiadado.

También Habla de aquellos que parecen ovejas, pero por debajo son lobos voraces. Proyectan una imagen atractiva pero es falsa y engañosa. Donde nuestros corazones no siempre corresponden a cómo nos parecemos a los demás.

Jesús declara que la verdadera prueba de dónde están nuestros corazones es el tipo de fruto que damos con nuestras vidas.

San Pablo usó ese mismo lenguaje de "fruto" cuando, en su carta a los Gálatas, habla del "fruto del Espíritu", "amor, gozo, paz, Bondad, generosidad, fidelidad, mansedumbre y auto-control".

 Aunque Pablo enumera diferentes cualidades, no habla de "frutos" sino de "fruto". Hay un fruto del Espíritu que se puede describir en todos estos diferentes formas; El término y el más importante que mejor describe este fruto es el que aparece en primer término en la lista de Pablo, "amor." Si nuestras vidas llevan ese tipo de fruto, nuestro corazón pertenece a Dios. Solo entonces seremos como el "buen árbol", sano, fuerte y fértil al que Jesús se refiere en el evangelio.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano del Miércoles de la semana 12 TOA
Memoria de San Ireneo, obispo y mártir

Primera lectura: Gen 15, 1-12. 17-18
En aquel tiempo, el Señor se le apareció a Abram y le dijo: "No temas, Abram. Yo soy tu protector, y tu recompensa será muy grande". Abram le respondió: "Señor, Señor mío, ¿qué me vas a poder dar, puesto que voy a morir sin hijos? Ya que no me has dado descendientes, un criado de mi casa será mi heredero".

Pero el Señor le dijo: "Ese no será tu heredero, sino uno que saldrá de tus entrañas". Y haciéndolo salir de la casa, le dijo: "Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes". Luego añadió: "Así será tu descendencia".

Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo. Entonces le dijo: "Yo soy el Señor, el que te sacó de Ur, ciudad de los caldeos, para entregarte en posesión esta tierra". Abram replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?" Dios le dijo: "Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos de tres años; una tórtola y un pichón".

Tomó Abram aquellos animales, los partió por la mitad y puso las mitades una enfrente de la otra, pero no partió las aves. Pronto comenzaron los buitres a descender sobre los cadáveres y Abram los ahuyentaba.

Estando ya para ponerse el sol, Abram cayó en un profundo letargo, y un terror intenso y misterioso se apoderó de él. Cuando se puso el sol, hubo densa oscuridad y sucedió que un brasero humeante y una antorcha encendida, pasaron por entre aquellos animales partidos.

De esta manera hizo el Señor, aquel día, una alianza con Abram, diciendo:
"A tus descendientes doy esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Eufrates".

Salmo Responsorial: Salmo 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9 / R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamen al Señor y denle gracias, canten sus maravillas a los pueblos.
Entonen en su honor himnos y cantos y celebren sus portentos.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca.
Recurran al Señor y a su poder, y a su presencia acudan.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Descendientes de Abrahán, su servidor; estirpe de Jacob, su predilecto,
escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas,
de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.

Aclamación antes del Evangelio: Jn 15, 4. 5
R. Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 7, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Por sus frutos los conocerán.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos.
Un árbol bueno no puede producir frutos malos
y un árbol malo no puede producir frutos buenos.
Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego.
Así que por sus frutos los conocerán".

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