Una mujer que ama y confía - Jn 11, 19-27 - Sábado, semana 16, TOA


Marta aparece en dos de los cuatro evangelios, Lucas y Juan, en cada caso en compañía de su hermana. En el texto evangélico de Juan para la fiesta de hoy, Marta es retratada como una mujer en duelo, dolida a causa de la muerte de su hermano Lázaro.

Marta, su hermana María y su hermano Lázaro son referidos como amados por Jesús, como amigos de Jesús. Esta es una familia de discípulos que han experimentado el amor de Dios presente en Jesús y han respondido a ese amor.

El dolor de Marta por la muerte de Lázaro es el dolor de un discípulo, cuya vida está en manos de Dios.

Sus palabras iniciales a Jesús a su llegada parecen expresar su decepción por su ausencia en el momento de la muerte de su hermano, "si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto".
Ella simboliza a cada creyente que lucha port tratar de entender la aparente ausencia de Nuestro Señor frente a la cruda realidad de la muerte de un ser querido.

Juan la presenta como alguien que sufre pero a quien su dolor no la deja desesperada, ésto es evidente en sus subsiguientes palabras de confianza: "Sé que, aun ahora, todo lo que pidas a Dios, él te lo concederá". A esta mujer afligida y esperanzada, Jesús se le revela como la resurrección y la Vida, luego viene la maravillosa promesa que ha dirigido a los creyentes afligidos a través de los siglos.

La promesa es que todos los que creen en Jesús ya comparten su vida resucitada, y que el momento de la muerte física no romperá esa comunión vivificante con Jesús.

La pregunta que le hace a Marta, "¿Crees esto?" Está dirigida a todo creyente, y se nos pide que hagamos nuestra propia respuesta de Marta a la pregunta de Jesús. "Sí, Señor, creo".

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - Santa Marta 

Primera lectura Ex 24, 3-8 
En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: "Haremos todo lo que dice el Señor". 

Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel. 

Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor; tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad. 

Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, y el pueblo respondió: "Obedeceremos; haremos todo lo que manda el Señor". 

Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído". 

Salmo Responsorial: Salmo 49, 1-2. 5-6. 14-15 / R. Ofrécele al Señor tu gratitud. 
Habla el Dios de los dioses, el Señor,
y convoca a cuantos viven en la tierra.
En Jerusalén, dechado de hermosura,
el Señor se ha manifestado.
R. Ofrécele al Señor tu gratitud. 
Congreguen ante mí a los que sellaron
Sobre el altar mi alianza.
Es Dios quien va a juzgar
y el cielo mismo lo declara.
R. Ofrécele al Señor tu gratitud. 
Mejor ofrece a Dios tu gratitud
y cumple tus promesas al Altísimo
pues yo te libraré cuando me invoques
y tú me darás gloria, agradecido.
R. Ofrécele al Señor tu gratitud. 

Aclamación antes del Evangelio: Jn 8, 12
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.
R. Aleluya.

Evangelio: Jn 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas".

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".

O bien: Lc 10, 38-42
En aquel tiempo, Jesús entró en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: "Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude".

El Señor le respondió: "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará".

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