Nada viene al instante - Mt 13, 1-9 - Miércoles Semana 16 TOA

"La gracia de Dios es como un tesoro en una jarra de barro, lista para compartirse siempre". 


Hoy comenzamos en el Evangelio de Mateo una serie de parábolas. Las parábolas son relatos cortos y sencillos tomados de la vida diaria de la gente o de historia conocidas. Se usan para enseñar una verdad o idea de manera sencilla y fácil de relacionar o recordar. La intención es que los oyentes se interesen en lo que dice, se pregunten su significado, comparen sus vidas con lo que dice y al final las transformen.

Comineza enunciando un sujeto central, es como: "una perla, un tesoro, un sembrador, un rey, unas doncellas, etc. Desarrolla el relato alrededor del sujeto Una parábola termina generalmente con una idea fuerte que a menudo toma al lector algo por sorpresa por su uso. Es es un relato, historia escueta, clara, sencilla, que transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil de recordar. Va creciendo gradualmente en contenido, anunciando siempre el crecimiento progresivo del Reino; su fuerza regeneradora para los llamados por Dios a la salvación.

Jesús predica utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria, dándoles contenidos ricos y amplios. Muchos creen, otros no. Jesús habla con tacto y en parábolas del Reino de Dios. No oculta que está diciendo cosas nuevas para incitar a los oyentes a interesarlos. Entenderán los que tengan un corazón dispuesto a la conversión a Dios rechazando el pecado, incluso en sus formas más sutiles.

Si comparamos el texto de Éxodo con la parábola de hoy, observamos dos maneras diferentes en las cuales Dios trata a su pueblo: en la saga del Éxodo, milagrosamente; En la parábola, naturalmente, por el duro trabajo del agricultor. Pero después de salir de Egipto el pueblo comenzó a murmurar, primero sobre el agua amarga (15:24) y ahora sobre la escasez de carne y pan. Prefieren la esclavitud en una tierra donde tenían mucho para comer, en lugar de libertad y dignidad humana en una situación austera. Dios respondió con un milagro que no fue sólo para el beneficio de los gruñones, sino para todas las generaciones futuras de su pueblo, incluyendo a nosotros mismos.

Jesús describe el crecimiento normal del trigo o de la cebada, algo que habría sido muy familiar a sus oyentes. Llama la atención sobre la certeza de la cosecha, dando "cien por ciento o sesenta o treinta". La cosecha no excluye a nadie del reino: con pocos o con muchos talentos, todos tienen una parte. No sólo el proceso natural de siembra, crecimiento y cosecha contrasta con la repentina aparición de codorniz y maná, pero la parábola insiste en la virtud de esperar y confiar.

La gente del desierto exigía un paraíso instantáneo y se negaba a seguir la lenta caminata por el desierto con sus austeridades y privaciones. Qué contraste vemos en el profeta Jeremías, un hombre de fe fuerte y humilde, probado en todo tipo de maneras y perseverante en su misión. Mientras que las quejas en el desierto surgían de una disposición egoísta, las quejas de Jeremías provenían de la fuerza de su fe en el cuidado providencial de Dios.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, Miércoles Semana 16 TOA


Primera lectura: Ex 16, 1-5. 9-15 
El día quince del segundo mes, después de salir de Egipto, toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y el Sinaí. 

Toda la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: "Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud". 

Entonces dijo el Señor a Moisés: "Voy a hacer que llueva pan del cielo. Que el pueblo salga a recoger cada día lo que necesita, pues quiero probar si guarda mi ley o no. El día sexto recogerán el doble de lo que suelen recoger cada día y guardarán una parte para el día siguiente". 

Moisés le dijo a Aarón: "Di a la comunidad de los israelitas: 'Vengan ante la presencia del Señor, porque él ha escuchado las quejas de ustedes' ". Mientras Aarón hablaba a toda la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor, que aparecía en una nube. 

El Señor le dijo a Moisés: "He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles de parte mía: 'Por la tarde comerán carne y por la mañana se hartarán de pan, para que sepan que yo soy el Señor, su Dios' ". 

Aquella misma tarde, una bandada de codornices cubrió el campamento. A la mañana siguiente había en torno a él una capa de rocío que, al evaporarse, dejó el suelo cubierto con una especie de polvo blanco, semejante a la escarcha. Al ver eso, los israelitas se dijeron unos a otros: "¿Qué es esto?", pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Este es el pan que el Señor les da por alimento". 

Salmo Responsorial: Salmo 77, 18-19. 22-23. 25-25. 27.28 / R. El Señor les dio pan del cielo.
Quisieron poner a prueba a Dios pidiéndole comida a su capricho
y murmuraban contra él diciendo:
¿Podrá Dios prepararnos un banquete en el desierto"?
R. El Señor les dio pan del cielo.
Entonces el Señor mandó a las nubes que abrieran las compuertas de los cielos;
hizo llover maná sobre su pueblo, trigo celeste envió como alimento.
Así el hombre comió pan de ángeles. Dios le dio de comer en abundancia.
R. El Señor les dio pan del cielo.
Hizo soplar desde el cielo el viento Este y dirigió con su fuerza el viento Sur.
Hizo llover carne como una polvareda y que llovieran aves como arena del mar.
Dios las hizo caer en medio del campamento, en torno a sus tiendas de campaña.
R. El Señor les dio pan del cielo.

Aclamación antes del Evangelio
R.
Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo;
todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre.
R. Aleluya. 

Evangelio Mt 13, 1-9 
Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:

"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".

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Santos Joaquín y Ana, padres de la Santísima Virgen María
Una tradición piadosa identifica como Joaquín y Ana los padres de María, la Madre de Cristo. No tenemos ninguna evidencia histórica sobre sus vidas, ni siquiera sus nombres. Las historias edificantes y encantadoras sobre la infancia de María con sus padres provienen del Pre-Evangelio de Santiago del siglo II, cuya primera sección se recomienda para la lectura de este día.

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