Una Ortodoxia incorrecta - Evangelio: Mt 9, 1-8 - Jueves 13 TOA


En las lecturas de hoy vemos cómo Abraham y los Fariseos tiene ideas equivocadas acerca de Dios. Abraham está equivocado al pensar que Dios quería el sacrificio humano.
Los fariseos están equivocados cuando piensan que sólo Dios y sólo él puede perdonar el pecado.

Los Fariseos que parten desde la ortodoxia de su teología y sus doctrinas están equivocados cuando piensan así porque limitan el poder de Dios.

Incluso las buenas intenciones (de parte de Abraham) y las ideas formalmente correctas (en la parte de los fariseos) no pueden ser dejar de ser respondidas; Sin embargo, en estos casos, la corrección y las advertencias son más difíciles de aceptar y digerir.

Una de las tareas más difíciles es ayudar a las personas buenas a ver que aún tienen margen para mejorar, otra es la de mostrarles un lado oscuro de su carácter al que por estar acostumbrados a vivirlo día a día son ciegos. Al igual que el lado oscuro de la luna que nunca se ve desde la tierra, una persona buena puede olvidarse de sus propias fallas.

Abraham hizo elaborados preparativos para el sacrificio de su hijo primogénito, Isaac, porque como los otros cananeos quiso dar a Dios lo que pensaba que se le pedía. La escala heroica del sacrificio aparece en la primera línea: "Toma a tu hijo, Isaac, tu único, al que amas". Cada sílaba de la orden lacera y arranca las fibras más queridas de su corazón. Él debe ir a la tierra de Moriah; el lugar fue identificado más tarde con el sitio del templo de Jerusalén.

Quizá los gestos difíciles y hasta los impulsos heroicos son permitidos por Dios para que podamos descubrir una visión de algo más que nos pide experimentar, siempre resultante en algo mejor. Cuando Abraham obtuvo esa nueva visión de misericordia y compasión y estuvo seguro que de ella sólo puede salir algo mejor, Abraham inmediatamente cambió sus planes y obedeció la verdadera voluntad de Dios. Si le había dado un hijo a los 100 años, sólo podría resultar algo cierto y mejor.

Cuando Jesús perdona los pecados del paralítico le ofrece algo mejor que vivir una vida dolido, enojado, resignado.
Le ofrece una vida plena y con ella viene la salud.
Los fariseos fueron tardos en entender eso.

¿Tenemos una mente abierta a la corrección, dispuestos a aprender que nuestras opiniones tradicionales sobre el ritual religioso necesitan cambiar radicalmente? Sin tener que abandonar la Misa como nuestra forma de sacrificio ritual, como en el caso de Abraham, tenemos el reto de celebrarlo de tal manera que todo nuestro pueblo pueda sentirse parte de lo que está sucediendo alrededor del altar.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano

Jueves de la XIII semana del Tiempo ordinario


Primera lectura: Gn 22, 1-19: Si Dios lo dirige, Abraham está listo a ofrecer a Isaac como un sacrificio.

En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham
y le dijo: "¡Abraham, Abraham!"
Él respondió: "Aquí estoy".
Y Dios le dijo: "Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas;
vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio,
en el monte que yo te indicaré".


Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos de sus criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que Dios le había indicado. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar.
Les dijo entonces a sus criados: "Quédense aquí con el burro; yo iré con el muchacho hasta allá, para adorar a Dios y después regresaremos".

Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac
y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a su padre Abraham: "¡Padre!"
Él respondió: "¿Qué quieres, hijo?"
El muchacho contestó: "Ya tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?" Abraham le contestó: "Dios nos dará el cordero para el sacrificio, hijo mío". Y siguieron caminando juntos.

Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.

Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: "¡Abraham, Abraham!" El contestó: "Aquí estoy". El ángel le dijo: "No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único". Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de su hijo. Abraham puso por nombre a aquel sitio "el Señor provee", por lo que aun el día de hoy se dice: "El monte donde el Señor provee".

El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: "Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras".

Abraham volvió a donde estaban sus criados y juntos se pusieron en camino hacia Berseba. Y Abraham se quedó a vivir ahí.

Salmo Responsorial: Salmo 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9
R. Nuestro Dios es compasivo.
Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria,
porque me prestó ateción cuando mi voz lo llamaba.
R. Nuestro Dios es compasivo.
Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban.
Entonces rogué al Señor que la vida me salvara.
R. Nuestro Dios es compasivo.
El Señor es bueno y justo, nuestro Dios es compasivo.
A mí, débil, me salvó y protege a los sencillos.
R. Nuestro Dios es compasivo.
Mi alma libró de la muerte, Del llanto los ojos míos,
y ha evitado que mis pies tropiecen por el camino.
Caminaré ante el Señor por la tierra de los vivos.
R. Nuestro Dios es compasivo.

Aclamación antes del Evangelio: 2 Cor 5, 19
R. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo,
y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 9, 1-8: La cura de un paralítico demuestra el poder de Jesús para perdonar el pecado

En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad.

En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados".

Al oír esto, algunos escribas pensaron: "Este hombre está blasfemando". Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir 'Se te perdonan tus pecados', o decir 'Levántate y anda'? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, –le dijo entonces al paralítico–: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".

El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.

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